diumenge, 31 de gener del 2016

¿Has dejado de jugar?

Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto como individuos son capaces de ser creativos y de usar el total de su personalidad, y sólo al ser creativo el individuo se descubre a sí mismo

El juego está presente en nuestras vidas desde que somos niños. De manera espontánea, buscamos la diversión buscando la complicidad con nuestros padres a través de pequeños gestos, y luego también  aprendemos a hacerlo con otros niños de nuestra edad. El Análisis Transaccional habla del Niño que tenemos dentro y lo describe como creativo, espontáneo y auténtico. Es el Niño Natural que fuimos en el pasado.


Todos nosotros hemos escuchado que con el paso de los años nos hacemos mayores y vamos perdiendo esa esencia, como si se tratara de un proceso natural del paso del tiempo por un cúmulo de experiencia. Lo que no nos dicen es que, muchas veces, estas experiencias se tornan en pequeños traumas. Vivimos una situación que nos duele, dejando una herida abierta y creando un resentimiento que hace que nos encerremos, perdiendo la apertura. Estos traumas se acumulan y producen a la larga una pérdida de espontaneidad. Nos aislamos y olvidamos el jugar.

Aprender significa tomar experiencia y usarla, pero no tiene por qué conllevar el abandono del disfrute. Es más, parte de nuestro aprendizaje se hace desde el juego, estando en contacto con la curiosidad y con ausencia de miedo.

 La esencia de nuestro Niño Natural es lo que nos permite estar en contacto con nuestros anhelos, necesidades y motivaciones, es la brújula de nuestro bienestar.
Y el juego es una actividad que nos permite conectar con todo ello, no importa cuál, lo importante es jugar: un juego de mesa, deportivo, una mueca, talleres de expresión corporal, jugar con nuestros hijos, explicar un chiste…

Además, el juego permite estar en relación con los demás, compartir la alegría, disfrutar a la vez que reconectar con los demás con complicidad y sintonía. Permite desconectar de nuestros problemas, producir endorfinas y vivir el presente.

Si has dejado de hacerlo, siempre estás a tiempo para volver a jugar, reconectar con tu Niño Natural, recalibrar tu brújula interior y volver a ser la niña o niño que fuiste y sabía disfrutar. Tu cuerpo te dirá qué es lo que te gusta. ¡Déjate llevar!




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